Estudiantes de dos escuelas en Guajira escuchan clases sentados en el piso


 Sin puertas, techos, ventanas ni pupitres y con una infraestructura casi en ruinas, están las instituciones educativas del municipio Guajira al norte del estado Zulia. Del total de las 178 escuelas, la mayoría no está en condiciones aptas para que los alumnos reciban sus clases. Uno de los casos es el del maternal y preescolar CEIN Raul Bermúdez donde 68 estudiantes reciben clase sentados en el piso.

Lo mismo sucede en la Unidad Educativa Yolujamanaa en donde sus 74 alumnos tiene que reunirse en una enramada improvisada porque la infraestructura de la escuela la derribaron los delincuentes para robar las cabillas y otros materiales.

La escuela CEIN Raúl Bermúdez está ubicada al sur de Paraguaipoa y tampoco tiene techo. Los docentes recalcaron que la institución tiene dos años sin servicio eléctrico y el agua que consumen los niños es de los pozos artesanales.

Andreina González, docente, relata que no hay baños, ni colchonetas; tampoco mesas ni un espacio para el descanso de los niños. Por esto, se ven obligadas a hacer actividades sentadas en el piso con los alumnos.

La unidad educativa Yolujamanaa, ubicada en el eje de la montaña de la parroquia Guajira, tiene una de las situaciones más lamentables. Rogelio Vilchez, líder de la comunidad, hizo un llamado a los representantes del Ministerio de Educación para que atiendan las necesidades que tienen los estudiantes y los docentes porque no tienen una escuela digna.

En Guajira, la mayoría coincide en que es cada vez es más difícil enviar a los niños a la escuela. Luego del anuncio de retornar a clases todos los días de la semana, los representantes intentan cumplir con enviar a sus hijos a la escuela, pero la situación económica de la mayoría de las familias, su bajo poder adquisitivo y la falta de dinero en efectivo son las principales razones que les hace cuesta arriba cumplir.

Un estudiante, en promedio, necesita 5.000 pesos colombianos diarios, que equivalen a 6 bolívares, solo para comprar algo para comer y agua para hidratarse. No todas las familias tienen para dar a los niños el desayuno, ni la merienda o el pasaje que deben cancelar quienes viven en poblados alejados de los pueblos.


Una semana de clases de un sólo niño genera un gasto de 30 mil pesos colombianos (equivalentes a 7 dólares); al mes, 30 dólares y en las familias wayuu el número promedio de hijos por hogar es de 3. En el último caso, deberían los representantes tener disponibles, en efectivo de, al menos, 40 dólares semanales.

Erika González, docente de la escuela Susii Nuchon Maleiwa, cuenta que los docentes y los representantes optaron por hacer tapices para venderlos y así comprar las herramientas de trabajos, productos de limpieza y utensilios de cocina para los estudiantes porque no reciben ayuda del gobierno.

“Mi hijo ya está por graduarse de sexto grado pero estoy preocupada ante la decadencia del único liceo que hay en Guarero porque se está cayendo a pedazos. Otro de los factores que influyen en la educación de nuestros hijos es el costo del pasajes ya que no cuentan con un transporte escolar”, manifestó Mariela González, madre de dos niños.












EL PITAZO.

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